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es el camino del amor. Y en nombre de la libertad, si la humanidad realmente | Nuestro camino es el camino del amor. Y en nombre de la libertad, si la humanidad realmente desea terminar todas las guerras, debe hacerlo con una inequívoca aceptación de la regla de oro del Príncipe de la Paz. Países y pueblos deben estar dispuestos a negociar, pero no a expensas de la justicia y la razón. La inquietud del mundo, que hace mucho debía haber sido calmada por la verdadera religión, desgraciadamente ha sido avivada por la intolerancia religiosa y la maldad mortal de los manipuladores. Por tanto, la Hermandad reza para que hombres sabios por doquier, arrodillados a los pies de Dios, aprendan a distinguir entre la queja genuina y aquella que ha sido | ||
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Nuestro camino es el camino del amor. Y en nombre de la libertad, si la humanidad realmente desea terminar todas las guerras, debe hacerlo con una inequívoca aceptación de la regla de oro del Príncipe de la Paz. Países y pueblos deben estar dispuestos a negociar, pero no a expensas de la justicia y la razón. La inquietud del mundo, que hace mucho debía haber sido calmada por la verdadera religión, desgraciadamente ha sido avivada por la intolerancia religiosa y la maldad mortal de los manipuladores. Por tanto, la Hermandad reza para que hombres sabios por doquier, arrodillados a los pies de Dios, aprendan a distinguir entre la queja genuina y aquella que ha sido fabricada sintéticamente con el fin de diseminar discordia…