Adepto
Un verdadero adepto es un iniciado de la Gran Hermandad Blanca con un alto grado de logro, especialmente en cuanto al control de la Materia, las fuerzas físicas, los espíritus de la naturaleza y las funciones corporales. Cabalmente es el alquimista que pasa por las iniciaciones avanzadas del fuego sagrado en el sendero de la ascensión.
Madre María explica:
Comenzad, entonces, el estudio simple y humilde de las enseñanzas de mi Hijo, las enseñanzas del Buda y las enseñanzas de los Maestros de Oriente. Entrad en ese recorrido, amados, y uníos a los adeptos de Oriente y Occidente. Todos tenéis la oportunidad de seguir el sendero del adepto. Solo debéis decidir que ese es vuestro objetivo.
Ser un adepto significa tener una cierta maestría para sostener la Luz, para la cristalización de la llama Divina en vuestro interior y para entrar en la Mente de Dios. Significa, amados, que no sois movidos ni a la derecha ni a la izquierda, ni hacia arriba ni hacia abajo por las circunstancias, ni por las cosas negativas que os arrojan. Seguir el sendero del adepto significa no moverse, estar en el centro del Tai Chi, para conoceros a vosotros mismos como Dios pero nunca como un dios humano, porque Dios ha desplazado al ser humano. Este es vuestro objetivo al unirse...
Yo entonces, coloco ahora sobre vosotros toda la Presencia Electrónica de mi Hijo a la edad de treinta y tres años. Amados, conozcan esa Presencia magistral. Desead convertiros en ella. No temáis a las iniciaciones, sino sabed que a través de vuestro corazón en Cristo y de vuestra vida y misión, muchos serán salvados, si decidís convertiros en esa Presencia magistral.
Preciosos corazones, os recomiendo que lo hagáis. Porque trabajáis en amor, con tanta dignidad, con tal sacrificio, con tanta paciencia. Trabajáis en todas estas cosas. Y vuestro trabajo tiene su recompensa, pero debéis reclamar la recompensa. Y esa recompensa es seguir el sendero del adepto.[1]
Notas
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Saint Germain Sobre Alquimia: Fórmulas para la autotransformation.
- ↑ Madre María, “El amor inefable de nuestra unidad”, 24 de diciembre de 1993, publicado en Perlas de Sabiduría, vol. 36, núm. 70, 29 de diciembre de 1993.