Llama de la resurrección

From TSL Encyclopedia
Revision as of 20:55, 14 June 2021 by Pduffy (talk | contribs) (Created page with "Gautama Buda describe el poder de la llama de la resurrección:")
Other languages:

La llama de la resurrección es una aceleración de la llama trina en que los penachos rosa, azul y amarillo se mezclan uniéndose en uno solo, adquiriendo la iridiscencia de la madreperla. La presencia del espectro de colores dentro de la llama significa que su intensidad o velocidad está justo por debajo de la del fuego blanco de la corriente de la ascensión.

La llama de la resurrección se utiliza para resucitar y curar los cuatro cuerpos inferiores mediante la emisión del poder encerrado en el núcleo de fuego blanco de todos los átomos del ser del hombre. La llama de la ascensión se utiliza para acelerar sus cuerpos hasta el punto de una reunión total no solo con el núcleo de fuego blanco de sus átomos, sino con su propia Presencia YO SOY. Así, en la invocación de la llama de la resurrección, la luz procedente del interior de los átomos se atrae hacia fuera para sanar la «carne» del hombre. En la invocación de la llama de la ascensión, la propia carne es acelerada hasta la frecuencia de la luz dentro del átomo.

Gautama Buda describe el poder de la llama de la resurrección:

The effect of this flame upon the environment where it descends may be comparable to the energy released in the splitting of the atom. By resurrection’s flame not only was the stone rolled away, but boulders were cleaved asunder, the mountains moved, the thunder and the lightning descended, and that which was mortal was set aside as Jesus walked the earth to complete his life span and service, fully the embodiment of the spirit of the resurrection.

The blessed one, as the Son of man, did demonstrate what must be demonstrated by the evolutions of the planet in this hour.[1]

See also

Resurrection

Flames of God

Sources

Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, The Masters and the Spiritual Path, pp. 88–89.

  1. Gautama Buddha, “The Resurrection May Not Be Postponed,” Pearls of Wisdom, vol. 33, no. 2, January 14, 1990.