Guardián de los Pergaminos
El Guardián de los Pergaminos es un ser cósmico a cargo de los registros akáshicos de esta galaxia, las impresiones de todo lo que ha ocurrido en los planos de la Materia.
De su servicio, el Guardián de los Pergaminos ha dicho:
Como Guardián de los Pergaminos, quiero deciros que ¡tengo una responsabilidad impresionante! Afortunadamente, el Padre eterno me ha dado muchos ayudantes capaces [los ángeles registradores]. Estoy aquí para deciros que no hay jota ni tilde de energía que pase por cualquiera de vuestras corrientes de vida que no quede grabada en los pergaminos eternos. Afortunadamente, por el poder del fuego sagrado y el amor del amado Saint Germain, se ha establecido una cualificación especial de la ley cósmica por la cual quienes usan el fuego violeta fielmente, reciben una acción anuladora que tiene lugar en los pergaminos. Y por la acción de la llama, su karma es eliminado casi tan pronto como es creado.
Deseo destacar, amados, que cada vez que se produce una eliminación o transmutación de karma, se hace un registro temporal. Si las personas continúan repitiendo persistentemente las mismas ofensas contra la gran ley cósmica, una y otra vez, llega un punto en que sus acciones son llevadas ante los Señores del Karma. Entonces se aplica una actividad específica de la Ley a la corriente de vida que dicta que todo su karma deba ser saldado. ¡Porque es absolutamente necesario que los hombres afronten sus propias creaciones humanas erróneas! Esta acción se produce con el fin de asegurar que todas las corrientes de vida dejen de dirigirse hacia el sendero de la izquierda. Es una acción restringente, diseñada para traerlas de vuelta a la mano derecha de Dios y a la mano derecha del compañerismo. Es totalmente una acción de amor divino[1].
El Guardián de los Pergaminos mantiene una extensa biblioteca y unas instalaciones de investigación de forma que en cualquier momento pueda ser revisado el registro de una corriente de vida que pudiera estar pidiendo energía, oportunidad o una dispensación de los Señores del Karma. Así, uno de los deberes de este cargo es el de proporcionar a los maestros ascendidos y al Consejo Kármico un resumen de las encarnaciones de un alma en evolución sobre quien pudieran estar inquiriendo.
En la Semana Santa de 1962, en su primer dictado, el Guardián de los Pergaminos explicó que él tiene
... un pergamino doble para cada corriente de vida. Uno está magnetizado con el fuego sagrado y contiene el patrón de la vida de la persona al completo. Es inalterable e irrevocable; ¡es la ley de la vida para vosotros! Hay un pergamino pequeño que se coloca encima del permanente. Es mucho más delgado y algo plástico en su sustancia. Contiene el registro engramático completo de vuestra vida desde el momento en que surgisteis como conciencia individualizada. Cada marca de vuestro ser, cada pensamiento que hayáis albergado, está registrado ahí.
Yo no miro estos pergaminos a menos que el Consejo Kármico me pida específicamente que lo haga. Esto ocurre cuando se desea la evaluación de una corriente de vida para poder establecer sus oportunidades o la necesidad de bajar temporalmente el martillo kármico sobre ellos. Cuando de tal forma se hace necesaria una evaluación así, os aseguro que inmediatamente vuelvo los ojos hacia el fuego violeta de la transmutación para borrar de mi conciencia, enseguida, todo lo que la infamia de la conciencia humana ha escrito en el pergamino[2].
Cuando el alma va ante el Consejo Kármico para dar cuentas al final de cada encarnación, el Guardián de los Pergaminos o uno de sus representantes lee a los Señores del Karma los registros sacados del Libro de la Vida. El Guardián de los Pergaminos también lee los registros de aquellas corrientes de vida que han llegado al Juicio Final en la Corte del Fuego Sagrado, en Sirio, y ocupando ese puesto, sólo él tiene permitido ponerse enfrente del trono del Todopoderoso.
Cuando llega la hora de que se termine la ronda de encarnaciones y que el alma ascienda, el Guardián de los Pergaminos o uno de sus ayudantes lee los registros de la corriente de vida en honor a sus logros. El Guardián de los Pergaminos, actuando en conjunto con el Ser Crístico de la persona, prende fuego a los registros de involucración mortal que han atado al alma a la Tierra. Después, dice él, «en los registros eternos de Dios sólo quedará el registro de la perfección eterna; y así, en la futura corriente de vida, una perfecta exteriorización individualizada de manifestación Divina, hecha por el hombre a imagen y semejanza de Dios»[3].
Véase también
Notas
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 1, “El Guardián de los Pergaminos”.