Orden del Buen Samaritano
En 1984, El Morya habló sobre la Orden del Buen Samaritano:
Tomemos el ejemplo del Buen Samaritano. Daos cuenta de que aquí hay alguien conmocionado, herido, robado y dañado, y por tanto abandonado, medio muerto. Daos cuenta de que la humanidad en un sentido psicológico (y muchas veces en el sentido físico de la palabra) se encuentra en este estado. Ha sido robada por sus gobiernos, por toda clase de individuos que se han colocado en cargos de poder para despojarlos de su vida, de su sustento, del valor de su dinero, de sus estados, de sus hijos y así sucesivamente.
Por tanto a todos nos han robado, incluso a Dios le han robado. Y por tanto, como él proclamó: Traed todos los diezmos al alfolí... y probadme ahora en esto, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.[1]
Como veis, amados corazones, el dar a Dios engendra la bendición plena. Pero ¿cómo alguien herido y medio consciente puede responder a un sermón o a una charla del tipo “deberías hacer esto, deberías hacer lo otro y te encuentras en esa situación debido a tu karma”?
Amados, este no es el sendero de la Palabra viva. Este no es el sendero del siervo ministrante. El no condenar, no despreciar a nadie como si su condición de indefensión fuese de alguna manera una revelación de la mancha de su alma, sino, por el contrario, ver a los que están afligidos y sufriendo como si estuvieran siguiendo los pasos del Cordero y llevando sus llagas y viviendo por el bien de la Luz.
No importa lo que hayan hecho antes. No nos paramos a examinar, pues consideramos a toda la vida como una y la vida misma digna de ser socorrida. Por tanto, uno no forma parte de un sacerdocio establecido o de la religión establecida del momento (que tiende a corromperse y calcinarse, [2] amados corazones, en una cierta tradición y doctrina y manera de funcionar), sino que uno es libre de ser el Yo universal, a éste es al que llamamos al sendero del siervo ministrante y misionero para la vida.
Me gusta el término misionero porque denota a alguien que considera su vida como una misión, cada vida como una misión, como se ha dicho.[3] Y por tanto definir esa misión y comprender que hay cosas esenciales, no importa cuál sea el área de concentración o competencia, es amar al SEÑOR vuestro Dios con toda vuestra alma y corazón y mente y a vuestro prójimo como a vosotros mismos.[4] Todos los demás llamados proceden de esto. No existe maestría en ninguno de los siete rayos a menos que Dios sea adorado y glorificado y se comprenda que debe ser manifestado en el servicio a los demás. Por tanto, como Arriba así abajo, el llamado al amor precede a todas las demás elecciones.
Hablo pues de la practicidad física de este siervo misionero de Dios. Si quiere caminar por el camino de la vida, su prioridad ha de ser la de emular las acciones del Buen Samaritano.
Hace mucho tiempo fui llamado a ser el jefe de la Orden del Buen Samaritano, y esto os lo he contado;[5] y fue parte de mi servicio e iniciación en el sendero de la voluntad de Dios. Pues cuando uno pretende hacer la voluntad de Dios uno ha de descubrir siempre que no es Su voluntad que ninguno de Sus pequeños se pierda. Basándonos en esta premisa hemos de deducir que el papel del Hijo del hombre es salvar lo que está perdido o salvar lo que está a punto de perderse si no fuera por el cuidado que ha de ser ofrecido.[6]
Puesto que entonces aquellos que viven en la octava física no pueden encontrarse de nuevo perdidos sin sus cuerpos físicos y buscar su salvación, el primer requisito del Buen Samaritano es el de cuidar de aquellos que se hallan en necesidad, necesidad física, necesidad spiritual, necesidad emocional, proporcionar cuidados y consuelo y compasión, para ir e inteligentemente ayudar a las almas que están sufriendo de cualquier accidente o aflicción nefastos que les hayan acontecido, y ser sensible al hecho de que muchos sufren cargas extremas de naturaleza psicológica que también han de tenerse en cuenta.
Comenzamos por el principio, entonces, y deseamos ver que el primer paso en el sendero del siervo ministrante sea uno con una nueva conciencia y percepción acerca del sufrimiento de la vida y no pase de largo como si fuese el papel de otro el de preocuparse, sino que observe la vida en necesidad y tenga en su corazón y en su pecho escrito el lema: ¡YO SOY el guardián de mi hermano!
YO SOY el guardián de mi hermano de todas las formas.
En el cielo y en la tierra, vivo para servir
¡para guardar la llama de la vida en mi hermano!
Amados corazones, en este sendero de auto maestría, que es parte del discipulado del avatar de Piscis, comenzamos con lo físico, con lo externo y nos movemos al hombre interno. Este es el sendero de los siervos del primer rayo y de los del séptimo rayo. Es el poder de la llama azul de la voluntad de Dios y el poder de la llama de la libertad de la transmutación las que restauran el universo físico para ser el cáliz para la luz prístina de la octava etérica.
Os hemos convocado, entonces, en este seminario para que aprendáis los primeros pasos, como los primeros auxilios, como la formación en RCP (reanimación cardiopulmonar) para que comprendáis que el camino del Buen Samaritano es el de estar disponible para emergencias de vida y muerte. Hemos visto que este curso ha capacitado a muchos para salvar vidas, para que el que sobrevive vuelva a pensar en Dios, para que se haga humilde por el milagro y la oportunidad dada, sacándole de las mismas garras del trabajador de la muerte.
Hemos visto, por tanto, cuán buen karma han hecho hombres y mujeres ordinarias y extraordinarias ayudando a aquellos que se encuentran afligidos, indefensos y agonizantes. Hemos visto, amados corazones, en fases sucesivas, el alivio de la carga mediante otros medios de curación, los cuales también enumeramos como requisitos previos para ser miembros de la Orden del Buen Samaritano, la cual, por tanto, en este momento confiamos a esta organización, a este personal, como una orden religiosa de hermanos y hermanas laicos, que se considerarán a sí mismos no sólo como el guardián de su hermano, sino como el Buen Samaritano a todas horas, veinticuatro horas al día, respondiendo al llamado como los que están de guardia en la estación de bomberos, en la comisaría de policía, los paramédicos, aquellos que tratan emergencias en los hospitales, estando siempre de guardia:
“¡YO ESTOY de guardia porque YO SOY el Buen Samaritano!”
Y ¿alguna vez habéis llamado a El Morya y no habéis recibido respuesta, amados? Yo os digo, no. Tanto si lo oísteis como si no, yo sí lo he oído, he respondido y las moléculas de la voluntad de Dios han comenzado a girar y a cambiar vuestra vida. Y todo esto se convertiría en un fruto físico si no fuera por el hecho de que a veces abortáis la precipitación a la forma de la bendición que enviamos en respuesta al llamado, por vuestra propia ansiedad o comportamiento temperamental o incluso por impaciencia o ira porque las fuerzas de la Vida no están sirviendo vuestros intereses inmediatamente como creéis que deberían.
Amados, a propósito de este concepto, permitidme decir que dependiendo de cómo son los niveles de densidad y karma así es la definición de un ciclo o espiral descendente de oportunidad, que ha de pasar a través de vuestros cuatro cuerpos inferiores para manifestarse físicamente. Así, como veis, la carga de la prueba de la respuesta del SEÑOR ha de estar sobre vosotros; y vuestra fe en que se manifestará ha de mantener en vosotros la fidelidad y armonía y el deseo de ser.
Ahora bien, amados, la Orden del Buen Samaritano en la octava física, teniendo el mismo patrocinio y legado que la Iglesia Universal y Triunfante, da a muchos, que no están todavía preparados para ser ministros en el pleno sentido de la palabra, la oportunidad de demostrar amor, servicio y atención y de aprender más acerca de ellos y de los demás.
Amados, no es necesario por tanto, ser un médico avanzado en las ciencias físicas para ser considerado un hermano o hermana de la Orden del Buen Samaritano, pero es necesario poseer amor y tener un conocimiento de lo que uno puede administrar moral y legalmente a otros y dónde uno ha de abstenerse. Es la habilidad para comprender, de preparar individuos que han fallecido en la vida o víctimas de un accidente, para aquellos miembros del personal que seguramente vendrán a asistirles y que tienen las habilidades profesionales.
Amados, estamos decididos a que incrementéis vuestro conocimiento y a que añadáis a vuestro conocimiento cosas como curación con hierbas o nutrición adecuada o la sabiduría para discernir cuándo podéis utilizar ciertos líquidos o zumos o elixires derivados de hierbas para ciertas condiciones. Pero en todos los casos debéis consideraros un hermano laico, y laico en el sentido de ciencia médica, para que no usurpéis el papel y así no os involucréis en una circunstancia muy complicada intentando hacer aquello que no es lícito hacer y aquello que la Orden del Buen Samaritano no abarca.
El cuidado, el consuelo y la compasión, el dar el regalo del ser y el guardar la llama. Por encima de todo, tenéis la ciencia de la Palabra hablada y la habilidad de llamar a los maestros ascendidos y a los poderosos ángeles en nombre de la vida a la que queréis ayudar.
Procuraré, entonces, que sigáis estos cursos durante este seminario e intentéis cumplir los requisitos para obtener una tarjeta de miembro de la Orden del Buen Samaritano, para que donde quiera que vayáis os veáis, en el servicio del Señor Cristo, a los suyos, siendo ese buen vecino que habéis de ser para saldar vuestro karma, siendo uno con mi orden de hermanos y hermanas que verdaderamente cumplen con las necesidades de la vida en toda profesión. Como sabéis el lema y el comportamiento de la Cruz Roja es tratar a todos sin considerar sus afiliaciones políticas o su camino en la vida, así, el Buen Samaritano siempre sirve a la vida de Dios en el individuo.
Os encomiendo a una comprensión más profunda de esta orden a medida que os sea explicada...
No es tanto los requisitos, sino el espíritu mismo, el espíritu que reconoce que uno ha de ser el Ayudante, el espíritu que reconoce que la venida del Consolador y del Espíritu Santo ha de ser a través de los hijos e hijas de Dios en encarnación, ha de prevalecer. El Espíritu Santo puede contactaros directamente (y ha contactado con muchos siervos de Dios) pero para poder hacer mucho por los individuos necesitados el Espíritu Santo debe tener manos y pies y a alguien que no solo sea amable, sino habilidoso para socorrer.
Amados, cuando consideráis la fundación de los niños exploradores (Boy Scouts) de América y las niñas exploradoras (Girl Scouts) bajo el patrocinio de Saint Germain, os dais cuenta de que nuestra Orden del Buen Samaritano es una orden de servicio para adultos y aquellos jóvenes que estén preparados. Y sus metas son muy parecidas a las de los niños exploradores (Boy Scouts y Girl Scouts). La orden, por tanto, entrena a los niños exploradores para “estar preparados” hasta la plena madurez de una vida continua de servicio como exploradores águila (Eagle Scouts) y más allá, verdaderamente como el ayudante perpetuo.
Os transmito, pues, el mismísimo espíritu de la voluntad de Dios. Os transmito, pues, la necesidad de establecer ordenes santas como se ha hecho por eras en las iglesias de Oriente y Occidente. Daos cuenta, amados, de que las ordenes se establecen porque ciertos devotos desean concentrarse en un servicio en particular y todos juntos aprenden y adquieren maestría en ese servicio y se identifican como ministrantes.
Esto no significa que no podáis ser miembros de otra de nuestras órdenes, como la Orden de la Túnica Dorada del amado Kuthumi. No significa, amados corazones, que no podáis entrar en las órdenes de los siete rayos; sino que a través del discipulado hasta la ordenación del siervo ministrante debéis adquirir la habilidad de prestar siempre unos primeros auxilios básicos.
Os encomiendo pues a las enseñanzas de diferentes practicantes y gente con educación en el arte y ciencia de la salud, dieta y ayuno. Os encomiendo a que estudiéis todos estos rayos que llevan de vuelta a la Fuente única y no os dejéis acosar por un cierto fanatismo de defender uno u otro, sino daos cuenta de que todos los senderos se dan para que haya alternativas de elección y se escoja el mejor para la necesidad del momento.
He pedido al personal del Centro de Disciplinas de Curación que prepare para vosotros un ejemplo de botiquín ideal con las preparaciones y vendas y ungüentos necesarios en un momento de necesidad cuando estáis solos con alguien herido. Esto os será útil cuando hayáis hecho los cursos necesarios. Por tanto amados, nunca sin vuestro botiquín, sino siempre prácticos, os encontrareis disponibles de la manera apropiada.
Y cuando estáis disponibles de alguna manera los ángeles os traen a aquellos que tienen necesidades que podéis satisfacer. ¿Os habéis dado cuenta alguna vez de esto, amados? Cuando aumenta vuestra conciencia o tenéis un cierto logro en un área de educación magnetizáis a aquellos a quienes podéis enseñar y a aquellos de mentalidad similar.
Así, repentinamente tendréis una nueva conciencia sobre los que ya son Buenos Samaritanos, aunque no sea por nombre, sino por su estilo de vida y compromiso de ayudar a los demás. Os puedo asegurar que hay muchos en la Tierra y muchos en este país, y yo, El Morya, les patrocino. Y estas almas de luz que se han preparado pueden enseñaros muchas cosas y daros mucha comprensión. Y a su propia devoción y logro vosotros podéis añadir aquello que es vuestra especialidad, el afilado de la espada, la espada de doble filo de la ciencia de la Palabra hablada y el hacer descender el fuego sagrado para curar.
Así, cuando tenéis una llama y un cuenco preparado estáis completos. Algunos tienen un cuenco y una llama de devoción que han de ser aumentados por la técnica del decreto dinámico. Y vosotros, que tenéis el decreto y transmitís tal fuego sagrado, debéis también tener esas técnicas para que el cuerpo y el elemental del cuerpo puedan recibir ayuda oportuna para involucrarse en el proceso curativo en respuesta a vuestro llamado.
Muchos me han pedido un esbozo del servicio que el programa del siervo ministrante ofrece. He considerado esto como el primer requisito, pues no puedo entender de ninguna manera cómo el Señor Cristo o el Consejo de Darjeeling podrían patrocinar a nadie que rechazara las necesidades físicas de sus hermanos y hermanas.
Amados, cuando os encontréis en el sendero de la vida y cuando seáis aprobados para ser miembros de esta orden, podéis elegir llamaros “Hermano Juan”, “Hermano Pablo” o “Hermano Diego”, o “Hermana María” o “Hermana Joyce.” O puede que prefiráis ser llamados por vuestro nombre tal como es. Es importante que podáis entender que quien es miembro de una orden religiosa laica ha de actuar en su papel, ha de ponerse el manto, ha de reconocer que con el manto están las responsabilidades de no volver a una forma de vida desenfrenada o indulgente, de no decir: “Bien, puedo hacer esto o lo otro hoy, pues nadie me ve como miembro de este grupo religioso.”
Amados, vosotros sois un representante de los maestros ascendidos donde quiera que estéis, y el tener conciencia de que sois miembros de la Orden del Buen Samaritano ha de daros en todo momento el sentimiento de deferencia por aquellos necesitados. Ya no podéis decir, “No tengo tiempo,” o “Este es mi día libre,” o “Estoy demasiado cansado,” o “Consigue ayuda de otro.” Cuando se os llame responded. Y por tanto, ahora entráis en el papel de las huestes angelicales.
Por tanto, amados, llegad a comprender las grandes necesidades de la humanidad a través del papel del siervo compasivo. Bajo el rayo de la santa voluntad de Dios podéis equilibrar vuestra llama trina, pues este servicio no es solo para el necesitado sino para vosotros mismos. Es para desarrollar el tercer rayo del amor de Dios con toda la practicidad del Espíritu Santo.
Así, cuando abunda el amor veréis lo fácil que se incrementa la sabiduría y lo grande que es el poder para la acción. Deseamos veros convertidos en seres crísticos y cumplir este requisito de la llama trina. Así, en el poder del quinto rayo de la ley de Moisés, llegareis a conocer la gracia del Cristo vivo, equilibrada por la Trinidad y la Presencia de la Madre.
He venido a vosotros para que sepáis y os deis cuenta de cuál es ese llamado santo y aceptable de vuestra vida y que en el proceso de amar a Dios y amar a vuestro prójimo es adecuado para vosotros entrar en este servicio, este amor, esta comunidad.
Confío en que volverá un nuevo sentimiento de hermandad a los portadores de luz de la Tierra, un nuevo sentimiento de ser parte de la Gran Hermandad Blanca, un nuevo sentimiento de camaradería y amor, amor fraternal, todos siendo un miembro de un gran corazón, el corazón de Cristo, todos en el camino de ser sus manos y pies.
Por tanto, os encomiendo, con este voto de consagración, al sendero de los otros setenta, al sendero de los discípulos, sabiendo que al cuidar de los enfermos o los que agonizan también estáis arrojando afuera demonios, siguiendo el ritual del exorcismo y haciendo esas cosas que los profesionales más expertos, o bien no tienen tiempo de hacer en una emergencia, o no tienen el conocimiento o la conciencia de ello.
Cuando paráis en la escena de un accidente y encontráis a muchos muertos y personas que agonizan, debido a la bebida o a las drogas o al rock y todos los intentos mortíferos de la oscuridad, os dais cuenta del trabajo tan grande que hay por hacer a niveles internos para la atadura y juicio de esa causa y núcleo en el plano astral de esa fuerza negativa que ha devorado a estos jóvenes o a estos hijos de Luz antes de que pudieran cumplir su misión divina.
Así, cuando hay gente que ha pasado de la escena de la vida o está a punto de hacerlo, encontrándose indefensos, tenéis que escoltar, mediante la oración y la invocación, a sus almas a las octavas internas e invocar con gran intensidad la espada de la Madre Divina, el poder de Astrea, para liberarles de las hordas astrales que les atraparon y causaron el terrible accidente, como los que ocurren diariamente en las autopistas de la vida.
Daos cuenta, pues, que el Buen Samaritano forma parte de los propósitos de la Orden del Lirio Dorado (que fue fundada por la Diosa de la Libertad), ayudando a los ángeles y llamándoles para que escolten a esas almas a un sitio más elevado en el que puedan aprender de sus errores. Cuando estas cosas no son tratadas, las envolturas astrales, como fantasmas, de los difuntos, y muchas veces sus almas, se ciernen en el aire apegados a la Tierra en la escena del accidente durante semanas y meses y a veces incluso años. Y así, ciertos lugares se convierten en sitios de repetidos accidentes y fatalidades, a medida que un número mayor de descarnados, junto con los demonios que causan los accidentes, forman un vórtice allí. Así que, son conocidas como áreas peligrosas.
Amados corazones, podéis salir como Buenos Samaritanos para limpiar esto. Pues el Buen Samaritano, aunque asiste en lo físico, está siempre alerta a la ecuación espiritual y a la dimensión espiritual de la vida y comprende la ley de causa y efecto y no deja a nadie preso de los habitantes astrales que desean tenerles y zarandearos como el trigo.[7]
Por tanto, la Orden del Buen Samaritano y vuestro cargo en ella, como hermano y hermana, será cuanto queráis hacer de ella. Hay espacio para una gran creatividad y una aceleración de las técnicas. Yo meramente doy los requisitos básicos y dibujo, con pinceladas amplias, un esbozo de este cometido. A medida que todo cargo que surge de Dios es expandido e individualizado por el individuo, así debéis entender que dentro de los parámetros de servicio, hay mucho por dar. Así que hacedlo y que esta orden llegue a conocerse por todo el mundo como una asociación de individuos que realmente dan asistencia y ponen esa asistencia en acción.
Os entrego ahora al corazón de Jesucristo vivo, quien dio él mismo esta parábola, porque él mismo descendió a la Tierra con el papel y aspecto del Buen samaritano. Pues está es la razón de la venida del Hijo de Dios: salvar aquello que se ha perdido, buscar a las almas mutiladas, lastimadas por los ángeles caídos, por la fuerza siniestra. Así, él ha venido, no para dejaros solos, sufriendo y agonizando en el camino, sino para estar con vosotros en el sendero de la vida.
Así, de hecho, el gran arquetipo y la verdadera y viva Presencia de nuestra orden es el Señor Jesucristo, quien incluye en este servicio a su hermano san Francisco y a muchos de los que habéis servido con ellos durante las eras. Es una poderosa orden a niveles internos. Vengo como jefe de esa orden porque soy el que entrena a las tropas. Una vez que habéis dominado lo que tengo para daros y para enseñaros, amados corazones, vosotros también caminaréis como el hermano y la hermana de Cristo, sin que me necesitéis más, pues os habréis convertido en verdad en el corazón y en la esencia de la voluntad de Dios.
Así, estoy deseando ver el día en el que hermanos y hermanas de la Orden del Buen Samaritano sean coronados con el manto y el titulo del “Buen Pastor”, pastor de las ovejas. Así, la meta “alimentad a mis ovejas” ha de ser realizada bien por cada miembro de esta orden, y así abriréis sucesivamente las puertas del paraíso y las puertas de la Ciudad Cuadrangular.
YO SOY El Morya. He abierto la puerta de la oportunidad, como me ha pedido Jesús. Que esto sea para vosotros la plenitud de la satisfacción de lo divino en vuestra alma para que os sintáis finalmente y sumamente útiles y requeridos a todas horas.
Amados corazones, ¿puede alguno de nosotros soportar las pruebas de la vida o sus cargas si no es por el conocimiento de ese gran amor que se nos ha dado y que nosotros damos?...
Debido a que estos pequeñitos, el grande y el pequeño, me necesitan, yo vivo.
Así, la orden se convierte en la razón de ser de uno. Con una razón por la que existir podéis volar, podéis correr, y podéis ascender a Dios.[8]
Notas
- ↑ Mal. 3:10.
- ↑ "calcinado": término utilizado por químicos para describir una sustancia que ha sido reducida, mediante un proceso de calentamiento o tostado, a una sustancia dura o a polvo parecido a la tiza.
- ↑ “La vida es una misión....Cada existencia es un propósito.” Giuseppe Mazzini (Patriota italiano, 1805-1872), Vida y Escritos.
- ↑ Deut. 6:5; Lev. 19:18; Mat. 22:36-40; Marcos 12:30, 31; Lucas 10:25-28.
- ↑ Véase El Morya, “Un Informe”, Perlas de Sabiduría, vol. 5, núm. 43, 26 de octubre de 1962..
- ↑ Mat. 18:11, 14.
- ↑ Lucas 22:31.
- ↑ El Morya, “The Order of the Good Samaritan,” (La Orden del Buen Samaritano) Perlas de Sabiduría, vol. 27, núm. 52, 28 de octubre de 1984.