Justinius
El santo Justinius encabeza el orden seráfico de ángeles. Es conocido como el Capitán de las Huestes Seráficas. Presta servicio con Serapis Bey y las legiones de pureza a sus órdenes. Justinius describe su orden de ángeles como seres de fuego que, con sus cuerpos y sus alas, forman anillos concéntricos alrededor del Gran Sol Central. Absorben la luz del Sol espiritual y la entregan a las evoluciones del universo diseminadas extensamente, incluyendo la Tierra, arrastrando siempre nubes de gloria.
Accounts of the seraphim
San Francisco tuvo la visión de un serafín cuando recibió los estigmas. Encontrándose en estado de éxtasis, vio un serafín con seis alas descender del cielo. El tercer libro de Enoc dice que los serafines «resplandecen como el esplendor del trono de gloria»Cite error: Invalid <ref>
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La única referencia bíblica sobre los serafines se encuentra en el Libro de Isaías. Isaías tuvo una visión del Señor sentado en un trono y por encima del Señor había serafines, cada uno con seis alas, y se daban voces unos a otros, diciendo: «Santo, santo, santo, SEÑOR de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria». Un serafín puso un carbón encendido tomado del altar sobre la boca de Isaías, y dijo: «Es quitada tu culpa, y limpio tu pecado»Cite error: Invalid <ref>
tag; refs with no name must have content. Esta iniciación preparó a Isaías para su misión.
The service of the seraphim
Usted puede llamar a los serafines todos los días para que le purifiquen de todo aquello que no forma parte de su realidad Divina. Pídales que le preparen para su misión en la vida. Luego trabaje con ellos a diario hasta que la haya realizado. Considérelos como camaradas, hermanos y amigos.
Entre los más grandes sanadores están los serafines. Justinius dice que «si queréis deshaceros de verdad de vuestras dolencias, ¡llamad a los serafines! Ellos pueden emitir el fuego sagrado, depurar y purificar, renovar vuestra corriente sanguínea, daros la juventud eterna. Sólo tenéis que pedirlo y vivir el sendero del que está ascendiendo».Cite error: Invalid <ref>
tag; refs with no name must have content Justinius también nos ha instado a «llamar a los serafines para la curación de los seres queridos y de todos los que sufren cargas en el corazón, la mente y el alma. De igual modo, pedid la curación del planeta y de toda la vida sensible. Porque, como sabéis, el propio planeta está enfermo. Y sus habitantes sufren dolor tanto consciente como inconsciente en los varios niveles del ser»Cite error: Invalid <ref>
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Sanat Kumara, el Anciano de Días, nos ha dicho que aquellos que poseen la llama trina de Dios y que le ofrecen su adoración recibirían cuatro serafines a los que dar órdenes en el nombre de Jesús. «Enviadlos a vuestras misiones», dijo. «Vienen a protegeros y a sellaros de… el karma del mundo que está descendiendo»Cite error: Invalid <ref>
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Los serafines están aquí para ayudarnos a lograr el éxito supremo, que es nuestra reunión con Dios a través de la ascensión. Justinius nos pide que consideremos la ascensión como meta y que «no la posterguemos para otra vida o para un futuro indefinido»225. Vamos ascendiendo a medida que devolvemos a Dios, con palabras y obras así como con el flujo del Espíritu Santo, la energía que él nos ha dado. Este flujo se logra de forma magnífica con la ciencia de la Palabra hablada.
The seraphim are as “flaming streaks of fire passing through the atmosphere,... like cosmic rays they can pass through the flesh form of man, through his thoughts and feelings.”[1] The seraphim are mighty angels who possess the quality of “cosmic penetrability,” the power to penetrate the densest human consciousness and to transmute that substance instantaneously. They can absorb toxins from our bodies, our minds and our emotions, and they leave behind a residue of purity.
Justinius explains the service of his seraphim: “We come to make you white and clean, to make you whole.” The seraphim
... come to minister to the soul. And so they come passing through the microcosm, and their fire also burns the cause of disease, of poison, of the toxins that have been passing through you for so many years in the food, in the water, in the tobacco and the alcohol that mankind imbibe. Who, pray tell, will keep souls alive and evolving in these body temples if not the angels who come to minister, who come to uplift? I tell you, mankind have been spared again and again and again the last plagues and all forms of chaos and disturbance and imbalance and insanity by the very presence of the angels.
Now hear this! When they pass through your forms as spirits of living fire, they leave, as it were, the calling card of their identity. That calling card is a focus of fire tingeing your aura with the hue of the Central Sun, tingeing the aura with a halo. And for a while, then, there is that glow, that essence, that sense of well-being, that inner warmth.[2]
Justinius first became known to the outer world when he wrote the Seraphic Meditations in the Dossier on the Ascension, by Serapis Bey. Speaking of their service, Serapis has said:
I know of no power more valiantly capable of assisting anyone into his own ascension in the light than the transmutative efforts toward Cosmic Christ purity that are emitted by the Seraphic Hosts. In our retreat at Luxor the meditations upon the seraphim are a very important part of our spiritual instruction. Jesus himself spent a great deal of time in communion with the seraphic hosts. This developed in him the superior power whereby he could cast out demons and take dominion over the outer world of form.[3]
You can ask for the protection of the armour of Justinius, Captain of Seraphic Bands. Call for and visualize daily the silvery, platinum and white color of the armour and helmet of the seraphim. Call for the great electronic fire rings of the seraphim to surround and seal you.
“Rêve Angélique,” or “Angel’s Dream,” by Anton Rubinstein, reflects the musical rhythm and harmonies that are in the center of our cosmos and the action of the seraphim as they form circles and tiers focusing the energies of God around the Central Sun.
See also
Sources
Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, The Masters and Their Retreats, s.v. “Justinius.”
- ↑ Serapis Bey, Dossier on the Ascension, p. 130.
- ↑ Justinius, “Legions of Purity in Defense of the Mother Flame,” December 8, 1974.
- ↑ Serapis Bey, Dossier on the Ascension, pp. 130–31.