Justinius

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Isaiah’s Lips Anointed with Fire, Benjamin West

El santo Justinius encabeza el orden seráfico de ángeles. Es conocido como el Capitán de las Huestes Seráficas. Presta servicio con Serapis Bey y las legiones de pureza a sus órdenes. Justinius describe su orden de ángeles como seres de fuego que, con sus cuerpos y sus alas, forman anillos concéntricos alrededor del Gran Sol Central. Absorben la luz del Sol espiritual y la entregan a las evoluciones del universo diseminadas extensamente, incluyendo la Tierra, arrastrando siempre nubes de gloria.

Accounts of the seraphim

San Francisco tuvo la visión de un serafín cuando recibió los estigmas. Encontrándose en estado de éxtasis, vio un serafín con seis alas descender del cielo. El tercer libro de Enoc dice que los serafines «resplandecen como el esplendor del trono de gloria»Cite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content.

La única referencia bíblica sobre los serafines se encuentra en el Libro de Isaías. Isaías tuvo una visión del Señor sentado en un trono y por encima del Señor había serafines, cada uno con seis alas, y se daban voces unos a otros, diciendo: «Santo, santo, santo, SEÑOR de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria». Un serafín puso un carbón encendido tomado del altar sobre la boca de Isaías, y dijo: «Es quitada tu culpa, y limpio tu pecado»Cite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content. Esta iniciación preparó a Isaías para su misión.

The service of the seraphim

Usted puede llamar a los serafines todos los días para que le purifiquen de todo aquello que no forma parte de su realidad Divina. Pídales que le preparen para su misión en la vida. Luego trabaje con ellos a diario hasta que la haya realizado. Considérelos como camaradas, hermanos y amigos.

Entre los más grandes sanadores están los serafines. Justinius dice que «si queréis deshaceros de verdad de vuestras dolencias, ¡llamad a los serafines! Ellos pueden emitir el fuego sagrado, depurar y purificar, renovar vuestra corriente sanguínea, daros la juventud eterna. Sólo tenéis que pedirlo y vivir el sendero del que está ascendiendo».Cite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content Justinius también nos ha instado a «llamar a los serafines para la curación de los seres queridos y de todos los que sufren cargas en el corazón, la mente y el alma. De igual modo, pedid la curación del planeta y de toda la vida sensible. Porque, como sabéis, el propio planeta está enfermo. Y sus habitantes sufren dolor tanto consciente como inconsciente en los varios niveles del ser»Cite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content.

Sanat Kumara, el Anciano de Días, nos ha dicho que aquellos que poseen la llama trina de Dios y que le ofrecen su adoración recibirían cuatro serafines a los que dar órdenes en el nombre de Jesús. «Enviadlos a vuestras misiones», dijo. «Vienen a protegeros y a sellaros de… el karma del mundo que está descendiendo»Cite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content.

Los serafines están aquí para ayudarnos a lograr el éxito supremo, que es nuestra reunión con Dios a través de la ascensión. Justinius nos pide que consideremos la ascensión como meta y que «no la posterguemos para otra vida o para un futuro indefinido»225. Vamos ascendiendo a medida que devolvemos a Dios, con palabras y obras así como con el flujo del Espíritu Santo, la energía que él nos ha dado. Este flujo se logra de forma magnífica con la ciencia de la Palabra hablada.

Los serafines son como «llameantes rayas de fuego que pasan por la atmósfera… como rayos cósmicos pueden pasar por la forma carnal del hombre, por sus pensamientos y sentimientos».Cite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content Los serafines son poderosos ángeles que poseen la cualidad de la «penetrabilidad cósmica», el poder de penetrar por la conciencia humana más densa y transmutar la sustancia instantáneamente. Pueden absorber toxinas de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones, dejando atrás un residuo de pureza.

Justinius explica el servicio de los serafines así: «Venimos para blanquearos y limpiaros, para sanaros». Los serafines

... vienen para servir al alma. Y así vienen pasando por el microcosmos, y su fuego también quema la causa y el efecto de la enfermedad, del veneno, de las toxinas que han estado pasando por vosotros durante tantos años con la comida, el agua, el tabaco y el alcohol que la humanidad ingiere. ¿Quién, si puede saberse, mantendrá a las almas con vida y evolucionando en estos templos corporales sino los ángeles que vienen a servir, que vienen a levantar? La humanidad, os digo, ha sido salvada una y otra y otra vez de las últimas plagas así como de todas las formas de caos, tumultos, desequilibrios y locuras gracias a la presencia de los ángeles.

Now hear this! When they pass through your forms as spirits of living fire, they leave, as it were, the calling card of their identity. That calling card is a focus of fire tingeing your aura with the hue of the Central Sun, tingeing the aura with a halo. And for a while, then, there is that glow, that essence, that sense of well-being, that inner warmth.[1]

Justinius first became known to the outer world when he wrote the Seraphic Meditations in the Dossier on the Ascension, by Serapis Bey. Speaking of their service, Serapis has said:

I know of no power more valiantly capable of assisting anyone into his own ascension in the light than the transmutative efforts toward Cosmic Christ purity that are emitted by the Seraphic Hosts. In our retreat at Luxor the meditations upon the seraphim are a very important part of our spiritual instruction. Jesus himself spent a great deal of time in communion with the seraphic hosts. This developed in him the superior power whereby he could cast out demons and take dominion over the outer world of form.[2]

You can ask for the protection of the armour of Justinius, Captain of Seraphic Bands. Call for and visualize daily the silvery, platinum and white color of the armour and helmet of the seraphim. Call for the great electronic fire rings of the seraphim to surround and seal you.

“Rêve Angélique,” or “Angel’s Dream,” by Anton Rubinstein, reflects the musical rhythm and harmonies that are in the center of our cosmos and the action of the seraphim as they form circles and tiers focusing the energies of God around the Central Sun.

See also

Seraphim

Sources

Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, The Masters and Their Retreats, s.v. “Justinius.”

  1. Justinius, “Legions of Purity in Defense of the Mother Flame,” December 8, 1974.
  2. Serapis Bey, Dossier on the Ascension, pp. 130–31.