Ángel de la Escucha

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Ángel de la Escucha

Dedicada a las llamas rosa y dorada, este amado ángel y las legiones que ella tiene a su mando están asignados por Alfa y Omega a escuchar las oraciones, las llamadas del corazón, los pensamientos más internos de la humanidad de la Tierra y de llevar sus oraciones en alas de luz hacia el Todopoderoso para que disponga.

El Ángel de la Escucha y sus legiones son consoladores santos, amigos que escuchan en momentos de necesidad y que ofrecen la sabiduría y compasión de sus corazones a la humanidad mientras esta vierte sus problemas en estos ángeles visitantes. Su llama de compasión está afianzada en el Templo del Sol sobre la isla de Manhattan.

Podemos aprender muchas cosas del Ángel de la Escucha, quien dice:

Las oraciones de los niños, cuando su corazón habla a través de su alma después de que han abandonado el cuerpo al dormirse por la noche, son las oraciones más valiosas que podemos escuchar de toda la Tierra. Los niños rezan pidiendo gracias, no juguetes.

Los niños recuerdan a Dios, porque aún son pequeños y todavía pueden asomarse y mirar brevemente atravesando el velo, más allá de las octavas, a su hogar de luz. Los niños vienen con un deseo de consolar a sus padres, totalmente conscientes de que estos están apesadumbrados con los muchos afanes y preocupaciones del mundo. ¡Oh, qué bendición es cuidar de estas finas sensibilidades de los niños y su sentido de estar tan cerca de Dios mediante los ángeles!

YO SOY realmente vuestro Ángel de la Escucha, y tengo innumerables grupos de ángeles que escuchan no sólo las oraciones, sino las muchas clases de expresiones de la gente de la Tierra: sus frustraciones, sus cóleras, la pena que sienten por sí mismos, sus sentimientos de soledad en un mundo tan amplio en el que no hay verdadera profundidad y ya no existe la capacidad de tener intimidad en cuestiones espirituales, en comunión con Dios o con otro corazón. ¿Y no son esas cosas oraciones también?

Mucha gente de la Tierra sufre, como sabéis, y no reza. Por tanto, debemos escuchar sus expresiones del alma que pudieran no ser verbalizadas, pues su dolor es muy grande. Los ángeles de la escucha están ahí cuando la gente fallece en agonía así como cuando se producen los nacimientos gozosos de los niños.

Los ángeles de la escucha están ahí para consolar a las almas cuyos cuerpos son abortados y, por tanto, cuyas misiones son abortadas. Oh, cuidamos de estas almas con la mayor de las atenciones para que no queden marcadas cuando hayan de volver a entrar en el vientre de la vida y quizá volver a intentarlo, una y otra vez, antes que alguien las reciba en vez de cerrar la puerta y apagar el aliento de la vida.

La Tierra, pues, y su gente afrontan un karma más grande de lo que han afrontado en muchos siglos (si eso fuera posible, y es posible que así sea), y por tanto el peso que la gente siente en sus cuerpos es un peso de angustia.

Algunos se han acomodado y han creado acuerdos con la vida, y por eso se consideran bien equilibrados, felices, teniendo todo lo que quieren en cuestión de comodidades. Sin embargo, muchas de estas personas han perdido el contacto con su alma, y no experimentan a Dios. Porque se han separado de sus facultades del alma y, aunque se consideran ricos y con muchos bienes, sin que nada les falte en absoluto, no saben que su alma se siente desnuda y sin nada.

Existen muchas personas que no sólo se han separado de su propia alma, sino de su chispa divina, de su razón de ser, y se separan de los ángeles y también de Dios. Y están muy, muy seguras de que llevan razón en todas las posturas que adoptan, social, económica, políticamente.

Todos sus puntos de vista son, por supuesto, correctos. Sí, amados, tan seguros están algunos que no deberían estarlo para nada, pues no tienen el contacto real y directo con su alma ni con Dios<ef>Ángel de la Escucha, “Teach the Children! (¡Enseñad a los niños!)”, Perlas de Sabiduría, vol. 35, núm. 60, 4 de diciembre de 1992.</ref>.

Notas

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 1, “Ángel de la Escucha”.