Babaji

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Dibujo de Babaji de Autobiografía de un yogui

Babaji es un maestro no ascendido de los Himalayas. Es bien conocido en Occidente gracias a los escritos de Paramahansa Yogananda. Babaji ha elegido renunciar a la ascensión con motivo del ideal del bodhisattva, que significa que desea permanecer en la Tierra hasta que todos hayan conseguido su libertad. Permanece en un cuerpo de carne en una cueva de los Himalayas, pero es capaz de desmaterializar su cuerpo a voluntad y transportarse, a sí mismo y a sus seguidores, de una parte del mundo a otra.

la hermandad no ascendida de los Himalayas

Babaji forma parte de la Gran Hermandad Blanca según el linaje de la hermandad no ascendida de los Himalayas. Su nombre significa «Venerado Padre». El Poderoso Víctory ha descrito el servicio de los maestros no ascendidos:

Almas no ascendidas de semblante magnífico han permanecido con las evoluciones de la Tierra. Han permanecido como sabios. Han permanecido para conservar la llama en el nivel etérico con el fin de dar consuelo a la vida. Son la conciencia de la ascensión, pero sin ascender. Se podría decir que han alcanzado el plano de samadhi de comunión eterna con la luz de la Madre, y de esa comunión han sacado incluso la luz de los planos nirvánicos, afianzando esa luz aquí abajo. Son la perpetuación de la Palabra. Permanecen para ennoblecer la raza[1].

Descripciones del maestro

Según Yogananda, Babaji nunca ha desvelado su origen familiar, lugar o fecha de nacimiento. Habla generalmente en hindi pero también conversa con facilidad en cualquier idioma. Yogananda dice:

El gurú inmortal no posee en su cuerpo marcas de la edad; parece ser un joven de no más de veinticinco años. De piel clara, de estatura y peso medio, el hermoso y fuerte cuerpo de Babaji irradia un brillo perceptible. Sus ojos son oscuros, tranquilos, y tiernos; su cabello largo y lustroso es de tono cobrizo… Ha vivido durante muchos siglos en medio de las nieves de los Himalayas[2]

El tutor de sánscrito de Yogananda un era discípulo de Babaji que había pasado tiempo con el maestro en los Himalayas, y de Babaji dijo: «El maestro sin igual se mueve con su grupo de lugar en lugar en las montañas… Babaji puede ser visto o reconocido por otras personas sólo cuando él así lo desea. Se sabe que se ha aparecido en muchas formas, ligeramente distintas, a varios devotos, algunas veces con barba y bigote y otras sin ellos. Su cuerpo imperecedero no necesita alimento; el maestro, por tanto, apenas come»[3]

Another of Babaji’s disciples has explained why Babaji has kept a physical body for so long:

One night when some disciples and Babaji’s sister, Mataji, were kneeling at the great Guru’s feet, Babaji said: “Blessed Sister, I am intending to shed my form and plunge into the Infinite Current.”

Mataji asked, “Why should you leave your body?”

Babaji said, “What is the difference if I wear a visible or an invisible wave on the ocean of my Spirit?”

Mataji replied, “Deathless Guru, if it makes no difference, then please do not ever relinquish your form.”

“Be it so,” said Babaji solemnly. “I shall never leave my physical body. It will always remain visible to at least a small number of people on this earth.”[4]

In Autobiography of a Yogi, Yogananda says that Babaji’s sister, Mataji, has also lived through the centuries and is almost as far advanced spiritually as Babaji. Her name means “Holy Mother.”

Yogananda relata la siguiente historia sobre el poder que tiene la intercesión de un gurú:

Los discípulos de Babaji estaban sentados una noche alrededor de una enorme hoguera que ardía por motivo de una ceremonia védica sagrada. El gurú, de repente, agarró un hierro candente y golpeó ligeramente el hombro desnudo de un chela que se encontraba cerca del fuego.

«¡Señor, qué cruel!», pronunció en protesta Lahiri Mahasaya, que estaba presente.

«¿Preferirías verlo arder hasta quedar hecho cenizas ante tus ojos, de acuerdo con el decreto de su karma pasado?».

Con estas palabras Babaji puso su mano curativa sobre el hombro desfigurado del chela. «Esta noche te he liberado de una muerte dolorosa. La ley kármica ha sido satisfecha gracias a tu leve sufrimiento por el fuego»[5]

Yogananda’s Sanskrit tutor tells a story about Babaji that illustrates the importance of obedience and of trust in the Guru:

On one occasion Babaji’s sacred circle was disturbed by the arrival of a stranger. He had climbed with astonishing skill to the nearly inaccessible ledge near the Guru’s camp and said, “Sir, you must be the great Babaji.”

The man’s face was lit with inexpressible reverence. He continued: “For months I have pursued a ceaseless search for you among these forbidding crags. I implore you to accept me as a disciple.”

When the great Guru made no response, the man pointed to the rock-lined chasm below the ledge. “If you refuse me, I will jump from this mountain. Life has no further value if I cannot win your guidance to the Divine.”

“Jump then,” Babaji said unemotionally. “I cannot accept you in your present state of development.”

The man immediately hurled himself over the cliff. Babaji instructed the shocked disciples to fetch the stranger’s body. After they had returned with the mangled form, the Master placed his hand on the dead man. Lo! He opened his eyes and prostrated himself humbly before the omnipotent Guru, who said, “You are now ready for discipleship.” Babaji beamed lovingly on his resurrected chela: “You have courageously passed a difficult test. Death shall not touch you again. Now you are one of our immortal flock.” Then he spoke his usual words of departure;... the whole group vanished from the mountain.[6]

With those words we understand that the real disciples of Babaji have regained the immortal threefold flame of life—their own immortality. They are no longer mortal. So Babaji only has immortals as his followers, at least in this particular situation and group.

Yogananda explains that the stranger’s test concerned obedience:

When the illumined master said, “Jump,” the man obeyed. Had he hesitated, he would have disproved his assertion that he considered his life worthless without Babaji’s guidance. Had he hesitated, he would have revealed that he lacked complete trust in the Guru. Therefore, though drastic and unusual, the test was a perfect one for that individual in the circumstances.[7]

Su misión de hoy

Durante un dictado de 1988, Surya explicó que Babaji estaba presente, «flotando en la postura del loto, irradiando un amor intenso y fogoso. Permaneciendo en el intervalo y nexo entre las esferas cristalinas del Cosmos Espiritual-Material, este maestro no ascendido de los Himalayas viene para demostraros cuál es la victoria de la llama de la Madre, cómo la llama de la ascensión, como una boyante fuente de luz, puede convertirse en el cojín del loto»[8].

Babaji habla en nombre de la Hermandad de los Himalayas instando a sus estudiantes a que emprendan el sendero de la llama violeta. También nos pide que encontremos a los estudiantes atrapados en los falsos senderos y las falsas enseñanzas de la India. Babaji dice a sus estudiantes que no se retiren en nirvana sino que «superen el deseo de ser los separados, estando aparte y en meditación, en la irrealidad, cuando hay una victoria que ganar y una batalla en la que entrar».

Él dice:

¡YO SOY Babaji! Decido hablar por la autoridad del Consejo de Darjeeling en nombre de la hermandad no ascendida de los Himalayas. Porque aparecemos y venimos para patrocinar a chelas verdaderos del Sendero que vayan a llevar el manto de la ascensión, blanco y reluciente.

Vengo en la persona del Padre, que es como me llaman. Vengo a rasgar el velo y a penetrar por él. Vengo a desenmascarar a esos falsos que han dado una imagen falsa de nosotros. Son nombrados y sus nombres cuelgan con la espada de Damocles sobre sus cabezas. Y digo, ¡que sean desenmascarados! Porque obtendremos la victoria de todos los chelas en la dispensación de la Gran Hermandad Blanca…

¡Ponedme a prueba por mi vibración! ¡Pedidme y acudiré a vuestra vida! ¡No os atreváis a negarme, ni a mí ni a mi mensajera, hasta que hayáis exigido pruebas y más pruebas! ¡Porque os las daré! ¡Vendré! Y rugiré con Himalaya hasta que sepáis que la Estrella Divina Sirio también es mi hogar. Y estoy con las legiones del Águila Azul y estoy aquí. ¡Y no aceptaré un no como respuesta! Si sois de la luz, primero debéis pelear con Babaji. Y cuando haya peleado y ganado, os enseñaré a derrotar a los demonios.

Así que he venido. He roto el silencio. Y todos los maestros de los Himalayas se reúnen conmigo…

Vosotros que me escucháis: ¡id a encontrar las almas atrapadas en los falsos senderos de los falsos gurús de la India! ¡Y que oigan mi mensaje; que oigan mi Palabra! No temáis enseñarles el rostro de la mensajera o el sonido de mi voz. Luego dejad que elijan. Y no os marchéis sin dejarles la luz y la señal de Astrea.

YO SOY Babaji. YO SOY quien está aquí porque YO SOY quien no está en ninguna otra parte, sino en todas partes[9].

Véase también

Yogananda

Notas

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 1, “Babaji.”

Elizabeth Clare Prophet, June 20, 1995.

  1. Poderoso Víctory, “Victory’s Torch Passed unto the Messengers of Truth in Science and Religion (La antorcha de Víctory entregada a los mensajeros de la verdad en la ciencia y la religión)”, 31 de diciembre de 1976, citado por Elizabeth Clare Prophet, 30 de junio de 1995.
  2. Paramahansa Yogananda, Autobiography of a Yogi (Autobiografía de un yogui), (Los Angeles: Self-Realization Fellowship, 1977), págs. 348–355.
  3. Ídem, págs. 348–49.
  4. Ibid., pp. 352–53.
  5. Ídem, pág. 349.
  6. Ibid., pp. 349–50.
  7. Ibid., p. 350.
  8. Surya, “Passing Through (De paso)”, Perlas de Sabiduría, vol. 31, núm. 5, 31 de enero de 1988.
  9. Babaji, “The Radiant Word (La Palabra radiante)”, Perlas de Sabiduría, vol. 30, núm. 51, 20 de noviembre de 1987.